Aun admitiendo las objeciones que le caben a cualquier combinado, es claro que el Ensamble Real Book Argentina constituye un equipo de destacados músicos. En su último disco, el grupo plasmó obras de nueve de sus integrantes como parte de un proyecto recopilatorio de la producción jazzera nacional.
El Real Book es un conocido catálogo estadounidense de composiciones de jazz, una suerte de cancionero del género que comenzó a publicarse en forma semiclandes- tina a principios de los años '70. Se dice que fueron alumnos de la afamada escuela de música Berklee quienes lo iniciaron. El Real Book se constituyó muy pronto en un utilísimo libro adonde abrevar en busca de la correcta interpretación de famosos "standards" del jazz, tanto en la faz melódica como armónica y en cuanto a la letra de los temas. Las primeras ediciones del libro, que combinaban viejos clásicos del jazz con composiciones más modernas, no contemplaban pago alguno de derechos de autor a los compositores de las obras, pero sirvieron como bocina de difusión del repertorio jazzístico entre generaciones más jóvenes. Los estudiantes de jazz recurrían muchísimo a él en busca de vehículos para la improvisación y la inmersión en un mundo deseado. Así, el Real Book se fue erigiendo de a poco en un órgano de consulta esencial entre jazzeros de todo el mundo. Y aunque la elección de las canciones era bastante caprichosa, figurar como compositor en el Real Book se fue transformando en un motivo de orgullo. puesto que se podía disfrutar del honor de ubicarse junto a nombres como Duke Ellington o George Gershwin, algo que –dicho sea de paso– habla de la relatividad de la propiedad intelectual, un tema muy actual tras el éxito de Internet, las bajadas piratas de archivos mp3, libros y demás. Tras cinco ediciones semiclan- destinas, el libro comenzó a editarse en forma legal con el correspondiente pago de derechos.
El proyecto Real Book Argentina surgió de un grupo de músicos argentinos de jazz que se preguntaban por qué los músicos de jazz locales casi no interpretaban composiciones de sus compatriotas. Como respuesta, surgió la idea que inició el pianista Esteban Sehinkman de editar un Real Book argentino, que tomó forma virtual en un sitio de Internet de cuidadosa factura, de donde pueden descargarse gratuitamente los temas del catálogo con permiso de los autores, priorizando de esa forma el valor de difusión.
El sitio declara que "Real Book Argentina es un proyecto que recopila y difunde música escrita por compositores enrolados dentro de las vastas fronteras estilísticas del jazz argentino". Lo cual plantea esa pregunta (bastante inútil, por cierto) de si existe o no un jazz argentino. Existe tanto como existe un rock argentino o una música clásica argentina o, incluso, un fútbol argentino, y con los mismos aciertos y errores. Ya es suficientemente difícil definir qué es jazz como para intentar definir qué es el jazz argentino.
De todos modos, los responsables del proyecto no se quedaron allí y siguieron adelante con la conformación del ensamble Real Book Argentina, un grupo de calificados músicos del ambiente jazzero porteño con una dimensión cercana a la decena de integrantes, con la evidente intención de llevar a la formación a un terreno en el que se plantea la necesidad de una orquestación y de un arreglador. Y si bien está claro que siendo jazz hay lugar para la improvisación, la tónica aquí está dada por la idea de la construcción. Primero hay una composición, luego un arreglo y, supeditadas a estas dos ideas, finalmente están las interpretaciones de los músicos. Cabe aclarar que esta tónica de construcción no es la única que impera en las "vastas fronteras estilísticas" del jazz en general, y por lo tanto, no podemos tomar este disco como representativo de toda esa diversidad.
El Ensamble Real Book Argentina había editado dos discos anteriores: Volumen I, grabado en 2008, y ERBA, grabado en 2011. Contemplación es el tercero y fue selec- cionado como "Disco del mes de octubre de 2013" por el Club del Disco.
Como los anteriores, plantea una selección de temas de distintos compositores que aquí abarca desde una generación mayor, como la que integran Santiago Giacobbe, los hermanos Cutaia y Pablo Ledesma hasta una más joven, como la de Sergio Verdinelli, Mariano Otero y Richard Nant, pasando por generaciones intermedias, como las de Pablo Rodríguez, Diego Urcola, Javier Malosetti y Alejandro Franov.
Cada tema está orquestado por un arreglador diferente, varios de ellos integrantes del ensamble. Y, de alguna forma, está así representada cierta diversidad que presenta el panorama del indefinible jazz local. Contemplación (Nant) y Tango azul (Urcola), con respectivos y sutiles aires milongueros; Rough Biker (Malosetti), con un sabor más funk; Alida Foster (Ledesma), una balada dentro de la tradición del jazz moderno; Don Remo (Giacobbe), con un planteo de chacarera; Olvídate (de los Hermanos Cutaia), único tema cantado, dentro de cierta tradición de rock porteño; Relumbrón (Verdinelli), un tema básicamente ternario con un sabor de jazz más internacional; Espíritu (Otero), que ya desde su nombre alude al gospel, y un bonus track en piano solo bien minimalista: Beijing (Franov), que ya estaba en una versión grupal, más nerviosa, en el Volumen I.
Los encargados de ejecutar esos arreglos fueron Daniel “Pipi” Piazzolla (batería) Mariano Sivori (contrabajo y bajo eléctrico), Alan Plachta (guitarra), Bernardo Monk (saxo alto y flauta), Gustavo Musso (saxo tenor), Richard Nant (trompeta y flugelhorn), Juan “Pollo” Raffo (piano, sintetizadores y melódica), Cirilo Fernández (piano) y Nicolás Sorín (piano, voz y guitarra) y Esteban Sehinkman (piano y sintetizadores), según el detalle de la ficha técnica.
Contemplación tiene un arte de tapa muy elegante, que con sus contornos de campo de básquet, continúa el del anterior CD, de perspectiva futbolística. Y para hacer honor a la tradición de músicos estudiosos que representa, incorpora en una especie de pequeño póster las partituras de las composiciones.
Más allá de gustos personales, es elogiable que exista esta voluntad de rescatar y compilar parte de la memoria musical del jazz argentino. Y, más aún con las dificul- tades que representa hoy en día el mercado discográfico para un sector que no es masivo, difundirla en un registro sonoro de buena calidad, con una ejecución de nivel y excelente presentación.
Willie Campins
En la imagen, los músicos que participaron de la grabación.
Publicado el 21-6-2014.